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Para que mis hijos no tengan que optar



Por Loreto Acevedo


Los paradigmas del trabajo actual nos obligan a las mujeres a optar entre nuestros hijos y el trabajo y creo que esto no puede seguir así.


A pesar de ser una fiel seguidora del pediatra Carlos González, representante de la crianza con apego, hay una teoría que no comparto con él: “la conciliación de la vida familiar y laboral no existe. Sencillamente, mientras estás haciendo una cosa no estás haciendo la otra. Y, por tanto, la famosa conciliación a fin de cuentas se reduce a elegir entre la familia o el trabajo”. Si bien concuerdo con su aseveración bajo el paradigma del trabajo actual, mi intención es desafiarnos para dejarla inválida cambiando las reglas del juego o, mejor dicho, tratar de volver a nuestras raíces cuando los niños eran parte de la vida cotidiana, revoloteando en medio de las labores domésticas. Es cosa de mirar fotos del pasado o analizar el uso de algunas prendas especiales para transportar a nuestros hijos, estilo aguayo utilizado en Bolivia, Argentina o Altiplano chileno.


Seguramente ustedes estarán pensando que el tipo de trabajo realizado en ese tiempo era de otro tipo y sí, están en lo cierto. Pero lo que no ha cambiado con los años es que los niños pequeños están mejor con sus padres y que sus padres también están más tranquilos si es que tienen a sus hijos cerca. Eso es lo que invito a discutir.


Hoy, con las reglas del juego que existen y con las condiciones de “buen desempeño” mal entendido en cada trabajo, es muy difícil estar bien evaluadas y ser madre al mismo tiempo, ya que muchas veces no puedes quedarte después del horario de trabajo, tienes menos flexibilidad para participar en actividades extras de la oficina, seguramente has pedido más de una mañana libre o permiso de teletrabajo por algún niño enfermo. Ese estigma es el que tenemos que modificar, al menos para igualar la cancha de la discusión.


En mi experiencia, a medida que he tenido a mis hijos, he ido disminuyendo mi carga fija de trabajo. No trabajo menos en tiempo, sino que trabajo por objetivos en los tiempos que tengo disponible y, créanme, finalmente soy más productiva. Hago lo mismo -o más- en menos tiempo efectivo. Estoy convencida que una persona responsable y trabajadora no por ser madre dejará de serlo; al contrario, si recibe apoyo del medio se esforzará por seguir siéndolo.


¿Qué debemos hacer para cambiar esta situación? Si estamos hablando de emprendedores, nuestra responsabilidad es crear nuevas formas de hacer empresa. Esto debiera incluir espacios de trabajo donde se pueda estar con los hijos, teletrabajo como una generalidad y no como excepción, flexibilidad horaria, medición de desempeño por objetivos y logros, no por las horas en la oficina, etc. Estos últimos puntos están siendo impulsados por la incorporación de los millenials en la fuerza laboral, lo que nos favorece.


Si estás en una empresa y eres quien toma las decisiones, sólo debes dar una oportunidad y probar si hay algún impacto positivo en la productividad de corto o largo plazo si liberas alguna de estas restricciones. Te aseguro que al menos al largo plazo las tendrás, ya que esa colaboradora será mucho más fiel a tu empresa, valorará este tipo de beneficios. Esta persona seguramente también será más feliz en su trabajo, contagiando al resto, lo que repercutirá en un mejor clima laboral.


Cabe destacar que ya hay lugares donde los niños y el trabajo no son excluyentes, como el CoWork El Timbre, donde se puede ir con hijos a trabajar y ¡hasta con un perro! Ellos realmente creen que debes estar feliz, cómodo y tranquilo para poder ser más productivo.


Para que todo esto funcione, sin duda, necesitamos de más mujeres que nos atrevamos a declarar que no estamos dispuestas a optar entre nuestro trabajo y nuestros hijos. Personalmente, ambas cosas me hacen muy feliz, evidentemente en diferentes facetas. No solo debemos exigir que el medio cambie, sino que tenemos que hacerlo nosotras también, siendo más solidarias y apoyarnos cuando debamos sacar algún trabajo adelante o necesitemos apoyo para cuidar alguno de nuestros hijos. No olvidemos que criar en tribu es mucho más fácil que criar solas. ¿Qué pasaría si convertirnos nuestro lugar de trabajo en tribus de madres que quieren realizarse profesionalmente? Es decir, dar vuelta la mirada que tenemos hoy hacia el trabajo para que este realmente se convierta en un medio y no en un fin en sí mismo.


Quisiera agradecer a mis compañeras del colegio con las cuáles tuvimos esta discusión que me inspiró y a cada una de las mujeres que conozco que se esfuerzan por ser un referente en su área y estar ahí para cada uno de sus hijos. También a mi madre quien no tuvo la opción de elegir y tuvo que salir a trabajar por nosotras. Yo seguiré luchando para que mis hijos no tengan que optar y así vivir sin culpa. Espero que en el futuro esto no sea una discusión de género, sino de quien quiera vivir su paternidad.

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